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Comporta se fundó a partir de sus actividades pesqueras y, posteriormente, agrícolas. Su arquitectura vernácula, compuesta por pilas de madera, funciona como una premisa y lenguaje fundamental de diseño. Materiales como la madera y la piedra local comunican la ligereza o pesadez del edificio y su programa. El paisaje dicta las orientaciones de los volúmenes.

Las plataformas y volúmenes elevados demuestran un enfoque sostenible en respeto a la tierra. Crean una variedad de configuraciones espaciales para programas privados, semi-privados y públicos en una parcela de once acres.

El proyecto propone una secuencia de agrupaciones formadas por estrategias programáticas para coexistir con el entorno existente. Plataformas, pabellones y bungalows se convierten en límites del paisaje, volúmenes que se abren hacia el exterior en celebración de la naturaleza. La calma se percibe en la relación entre sus elementos y texturas.

La institución de arte y la residencia privada del cliente se ubican en extremos opuestos de la parcela, conectados por un muelle central y senderos naturales. Esta estrategia preserva la privacidad de ambos programas, manteniendo un lenguaje estructural conjunto: madera para los espacios habitacionales y sillares de piedra para las áreas de servicio.